Inicio de la era distopica

Stertheone

Miembro Frecuente
Son muy pocos quienes notan el punto de inflexión en el que nos encontramos. Estamos a sólo dos pasos de entrar en una era distópica de control social como nunca antes fue posible, gracias a la tecnología que va a cambiarlo todo: el BlockChain y las divisas digitales de bancos centrales, más conocidas por sus siglas en inglés, las CBDC. Y no, no tienen nada que ver con Bitcoin o las criptomonedas, pues se trata de algo totalmente distinto. En la práctica, la digitalización del dinero por parte de los bancos centrales hará posible el sueño totalitario de muchos neokeynesianos, déspotas filo-chinos y capitalistas de Estado. Hablamos de férreas limitaciones a la libertad, del fin de la privacidad y de la instauración del control absoluto por parte del sistema bancario sobre la vida de las personas, gracias a la programación de códigos digitales cuyos algoritmos van a reemplazar nuestros salarios y honorarios, querámoslo o no.


Una CBDC es una moneda digital emitida y controlada por un banco central, es decir, por parte del Estado, que gracias a la tecnología BlockChain puede ser rastreada en tiempo real, de modo que se conozca dónde, cómo, cuándo y quién se ha gastado cada centavo de dicha divisa. Las CBDC son programables como cualquier código informático, para que de esa forma los políticos en el gobierno puedan imponerle a cada individuo en qué pueden gastar su sueldo y en qué no lo pueden ocupar, cuánto tiempo tienen para gastarlo y en qué área geográfica específica se puede utilizar. Con la excusa de una mayor seguridad financiera, crisis bancaria mediante, le dirán qué puede comer, cuánto tiempo durará su dinero antes de desaparecer, en qué tiendas o zonas puede comprar, y cuánto van a quitarle por la vía de impuestos automáticamente sustraídos de todas sus cuentas.


Bajo el esquema global de las CBDC, coordinadas a través del sistema informático mBridge Ledge de China y sus socios asiáticos, se podrán realizar transacciones internacionales absolutamente vigiladas por los algoritmos de inteligencia artificial, así como intercambios comerciales entre personas conociendo exactamente cada detalle del proceso. Así, se podrán programar salarios con fecha de vencimiento, para que no podamos ahorrar nada en beneficio del consumo y del "crecimiento económico"; se nos podrá obligar a gastar solamente en los productos y servicios que van en línea con la agenda "verde" de Naciones Unidas; se nos descontarán automáticamente los impuestos, así como las sanciones y las multas por pensar de modo "incorrecto"; o se nos confinará al radio de 15 minutos en bicicleta desde nuestro domicilio, porque más allá de ello no funcionará ninguna de nuestras tarjetas bancarias. Y no existirán más los billetes ni las monedas con que hacerle trampa al sistema.


Ahora bien, si usted cree que exagero, o si no tenía idea de lo que le estoy contando, significa que ha vivido encerrado en la burbuja de distracciones y espejismos con que los señores del nuevo feudalismo digital lo quieren mantener dopado, sumido en el opio de unos bits de "información" que no son otra cosa que toneladas y toneladas de basura engañosa que le lanzan encima diariamente para que no se entere de lo que ya está en curso dentro del sistema financiero global. China puso en marcha su yuan digital hace más de dos años, y en la actualidad están en fase de prueba tanto el dólar como el euro y la libra CBDC. Próximamente vienen los pesos, los reales y todas las divisas del planeta, en paralelo a la desaparición del efectivo. ¿No me cree? Pues no le cuesta nada teclear "CBDC" en un buscador.


Como es obvio, nos dirán que toda la vigilancia y el control de cada centavo que producimos y gastamos es para combatir el lavado de dinero, protegernos del cibercrimen o perseguir el financiamiento del terrorismo. Y aunque algunas de estas posibilidades sí que pueden usarse para el bien común, combatiendo el crimen organizado, lo cierto es que una herramienta así de poderosa y omnímoda en manos de los políticos de turno, es una tentación demasiado grande para los oscuros personajes de cuello y corbata que parasitan las estructuras del Estado, como también para los sociópatas que dirigen las grandes empresas y corporaciones financieras del sistema bancario internacional, fuente de la codicia y la desmesura que tiene al mundo patas arriba. Más nos vale salir del letargo y de la ignorancia ahora mismo, porque la imposición del nuevo sistema CBDC es la mayor revolución tecnológica y social de los últimos dos siglos, pero ni siquiera la estamos viendo venir.
Pablo Ianiszewski
 
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