Cuando tu banda favorita hace la música de una película

Stertheone

Miembro Frecuente

Iron Man se movía al son de AC/DC, Queen acompañó en su aventura cósmica a Flash Gordon, Explosions in the Sky dio un nuevo sonido a los dramas deportivos y 'Tron' renació a través de la electrónica de Daft Punk... Cuando el rock y el pop se cruzan con el cine, el resultado suele ser, como mínimo, interesante


En el mundo del cine suele ser habitual que los directores de una película cuenten con un compositor de cabecera para la banda sonora. Así, las últimas décadas nos han regalado alianzas perfectas y longevas (aunque en algunos casos el tándem se rompió en algún momento) como las de Steven Spielberg y John Williams, Tim Burton y Danny Elfman, Alfred Hitchcock y Bernard Herrmann, Sergio Leone y Ennio Morricone, Pedro Almodóvar y Alberto Iglesias y Christopher Nolan y Hans Zimmer, por citar solo algunas de las más exitosas. Pero hay casos en los que el director (o el productor, que es al final quien consigue el dinero y quien toma muchas de las decisiones importantes a nivel creativo) va un paso más allá y, como haría cualquier buen amante de la música, contrata a su grupo favorito para encargarse de la partitura.

Una de esas colaboraciones que no llegó, desafortunadamente, a fructificar fue la de David Fincher con Radiohead. El director norteamericano propuso al grupo que hiciera la música original de la que es su mejor película hasta la fecha, ‘El club de la lucha’. Incluso, los dos protagonistas, Brad Pitt y Edward Norton, absolutos fans de los de Oxford, mandaron mensajes a Thom Yorke para que aceptara la oferta. Pero el cantante, según ha confesado en numerosas ocasiones, rechazó el proyecto por el agotamiento que supuso la gira del disco ‘OK Computer’, además de que en aquella época no se sentía preparado para dar el salto a las bandas sonoras (algo que finalmente sí hizo en 2018 para la película ‘Suspiria’ y que Jonny Greenwood lleva haciendo desde ‘Pozos de ambición’ hasta ‘Spencer’).

El trabajo cayó en manos de The Dust Brothers, productores de discos icónicos de Beck y Beastie Boys (y nombre con el que iniciaron Tom Rowlands y Ed Simons su carrera, y que tuvieron que cambiar a The Chemical Brothers para no acabar en el juzgado), aunque lo que realmente quedó grabado en el imaginario colectivo fueron los punteos del ‘Where is my mind?’ de los Pixies en la escena final.
No obstante, Fincher ha mantenido esa estrategia de buscar en el mundo del rock a su mejor aliado para la música de sus películas y desde hace años cuenta con Trent Reznor y Atticus Ross, componentes de Nine Inch Nails. Se da la curiosidad de que el autor del libro en el que se inspiró ‘El club de la lucha’, Chuck Palahniuk, escribió la historia con los discos ‘The Downward Spiral’, de NIN, y ‘Pablo Honey’, de Radiohead, de fondo. En cierta forma, un modo de cerrar el círculo.




Y al igual que en el caso del tándem Reznor-Ross, muchos directores han recurrido no solo a los músicos que tocan en una banda famosa, sino a la banda al completo, para que figure su nombre en los créditos, lo que ha permitido que Queen, Pink Floyd, AC/DC, Daft Punk, Air, Phoenix, Arcade Fire, Explosions in the Sky, Biffy Clyro, M83, Massive Attack, Mogwai, The Chemical Brothers, Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, Yo La Tengo y Beach House, entre otras muchas, también formen parte del firmamento cinematográfico más allá de esas bandas sonoras construidas como si fueran un recopilatorio de grandes éxitos de pop y de rock que tan bien funcionan a directores como Quentin Tarantino y Cameron Crowe. Y, obviamente, más allá de películas basadas en sus vidas.


Pink Floyd (‘Zabriskie Point’, ‘More’…)




La idea de contar con Pink Floyd al completo, con David Gilmour recién llegado, para una historia sobre el inconformismo juvenil y el sueño hippy en los Estados Unidos de finales de los 60 tampoco sonaba nada mal. Michelangelo Antonioni recurrió a la banda de rock progresivo para su película ‘Zabriskie Point’ (1970), y aunque la relación entre el director y los músicos no fue todo lo buena que cabría esperar, el resultado musical sí que puede considerarse como un éxito, aunque el filme fue muy criticado tras su estreno y sucumbió en la taquilla. Con el paso de los años, como ha sucedido en otras muchas ocasiones, se ha convertido en una película de culto.
El cineasta, insatisfecho con las canciones, solo eligió tres de las ocho grabadas por los británicos durante dos semanas en Roma (‘Heart beat, pig meat’ –precursora, en cierta forma, con esos latidos de corazón de lo que luego se escuchó en ‘The dark side of the moon’–; ‘Crumbling land’ y ‘Come in number 51, your time is up’; el resto de las grabaciones inéditas fueron incluidas posteriormente en un doble álbum), completando la banda sonora con canciones de Roy Orbison, The Grateful Dead, Patti Page y The Youngbloods, entre otros, más las improvisaciones de Jerry García, guitarrista de The Grateful Dead.

La banda británica también musicalizó dos películas de Barbet Schroeder: ‘More’ (1969), un relato psicodélico de amor y drogas, que supuso el primer álbum del grupo sin Syd Barrett, con muchas atmósferas y grandes destellos de rock en temas como ‘Ibiza bar’ y ‘The Nile song’; y ‘El valle’ (1972), sobre una expedición en Nueva Guinea en busca de un lugar conocido como el Valle, y cuya banda sonora se tituló ‘Obscured by clouds’. Las sesiones de grabación coincidieron con las de ‘The dark side of the moon’, algo especialmente evidente en canciones como ‘Childhood’s end’, con la guitarra de Gilmour en todo su esplendor.





Arcade Fire (‘Her’)



Con unos inicios en la dirección dedicada a la realización de videoclips que ahora ya son icónicos (Weezer, Beastie Boys, Arcade Fire, Fatboy Slim…), parecía lógico que Spike Jonze también tuviera buen gusto a la hora de elegir la música para sus películas. En el caso de ‘Her’, Arcade Fire –fundamentalmente Will Butler– unió fuerzas con Owen Pallett (colaborador habitual del grupo, responsable de los arreglos de cuerdas de ‘Funeral’ y ‘Neon Bible’) para grabar una banda sonora que llegó a estar nominada para los Oscar en la edición de 2014, y que, sorprendentemente, no salió oficialmente publicada hasta 2021, ocho años después del estreno del filme.
Se trata de una música en la que el piano es el principal protagonista, que se centra en el componente romántico, y de soledad, de la película, la relación de amor virtual entre Theodore, el personaje al que interpreta Joaquin Phoenix, y Samantha, un sistema operativo diseñado para comportarse como una persona gracias a la inteligencia artificial. Y aunque no está incluida en la banda sonora, la canción por la que muchos recordarán la película es ‘The moon song’, cantada por Karen O.



Goblin (‘Suspiria’, ‘Zombi’…)





Otro grupo habitual del cine en los años 70 y 80 fue Goblin, que se convirtió en una presencia fundamental en las películas de Darío Argento. Se trataba de una banda de rock progresivo originaria de Turín, que inició su prolífica relación con el director italiano en la película ‘Rojo oscuro’, en 1975. Aunque la más conocida fue la banda sonora de ‘Suspiria’, un filme de culto sobre una academia de baile que se convierte en una auténtica pesadilla para una nueva alumna, una atmósfera macabra a la que contribuye enormemente las disonancias y cacofonías creadas por el grupo comandado por Claudio Simonetti.
Goblin se especializó en el cine de terror, con un gran peso de los sintetizadores, y una enorme capacidad para experimentar e incorporar todo tipo de efectos novedosos para la época. Así, también firmó la banda sonora de otra película muy conocida del género, ‘Zombi’ (‘Dawn of the dead’), de George A. Romero, secuela de ‘La noche de los muertos vivientes’.




Massive Attack (‘Danny the dog’)

Artes marciales con Jet Li en su momento más álgido, Morgan Freeman y Bob Hoskins como secundarios de lujo, Massive Attack para la música (aunque el elegido inicial era Craig Armstrong), la dirección videoclipera a cargo de Louis Leterrier y el productor cinematográfico Luc Besson detrás de todo. Los ingredientes eran casi perfectos, pero el resultado final dejó mucho que desear. Y es que ‘Danny the dog’ (2005 y también conocida como ‘Unleashed’) pretendía ser una nueva ‘El profesional (Léon)’, pero acabó siendo una buena película de acción, pero quizás demasiado lacrimógena.

La banda sonora se aleja del estilo habitual de los de Bristol, con temas tranquilos, casi como si de una canción de cuna se tratara (‘Two rocks and a cup of water’), mezclados con otros más directos para las escenas de acción, ‘The dog obeys’, ‘One thought at a time’ y ‘I am home’, y algunas pinceladas que recuerdan a lo mejor de sus discos, como ‘P is for piano’, ‘Polaroid girl’ y ‘Collar strays on’.
Por si fuera poco, ese mismo año Massive Attack también contribuyó a la banda sonora de la película ‘Bullet boy’ (el tema que lleva su nombre suena fielmente a su disco ‘Mezzanine’), aunque por las características de su música no sería extraño que repitieran la incursión en el mundo del cine en el futuro.




Fuente: alternavivo.com
 
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